Una figura histórica genuina, Laozi nació en la provincia de Henan en el año 604 a.C. habiendo sido concebido por una estrella fugaz y llevado en el vientre de su madre durante 83 años antes de nacer como un anciano con abundante barba blanca. No hay nada más genuino desde el punto de vista histórico que eso.
La leyenda cuenta que Laozi fue empleado como guardián de los registros del gobierno. Desgraciadamente, no llevó muy bien su propio registro, y prácticamente no se sabe nada de él. Incluso su nombre es un nom-de-plume, que significa simplemente Viejo Maestro.
Pero en aras de la biografía, podemos imaginarlo sentado en un escritorio rodeado de aburridos pergaminos. Su mente empieza a divagar y, de repente, se le revela el Secreto del Universo. (Algo parecido le ocurrió a Einstein mientras trabajaba en la Oficina de Patentes de Suiza, pero esa es otra historia).
Las cosas se ponen más interesantes cuando, al final de su vida, Laozi decidió emigrar al Tíbet en busca de un poco de paz y tranquilidad. Subió a bordo de un búfalo de agua y llegó hasta la puerta occidental de la ciudad, donde se detuvo para tomar una taza de té con el guardián.
Según la leyenda, el portero quedó tan sorprendido por la sabiduría de Laozi que le rogó que anotara algunas revelaciones para la posteridad. Laozi cogió un pincel y escribió unas cuantas verdades fundamentales antes de seguir su camino.
Nunca se le volvió a ver (al menos en la Tierra), pero dejó el Dao De Jing (Tao Te Ching) para que las generaciones futuras reflexionaran sobre él. Este delgado volumen consta de unos pocos poemas sencillos, pero profundamente significativos, en los que se expone el Dao (El Camino). Si no puede entender los delicados matices de su escritura, hay toda una industria de autores, sitios web y organizaciones que estarán encantados de explicárselo.
En cuanto al recluso Laozi, acabó en el cielo. Ahora deificado como uno de los Sanqing bajo el nombre de Daode Tianzun, asesora al Emperador de Jade sobre la política de no hacer nada y pasa largos eones refinando la doctrina. También fabrica píldoras de la inmortalidad como pasatiempo. Las visitas son estrictamente con cita previa.
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