Estos eran gnomos sinvergüenzas llenos de malicia. Incluso tuvieron la temeridad de intentar asaltar a Heracles, que los ató boca abajo a los extremos de un robusto palo que luego llevó sobre los hombros.
Esto no les impidió cacarear con regocijo y hacer bromas groseras sobre su trasero mientras caminaba.
Al final hicieron reír hasta a Heracles, tanto que los soltó. Siguieron su camino molesto y continuaron con sus travesuras en otros lugares hasta que Zeus recibió tantas quejas que los convirtió en monos.
Género: masculino