Es el hijo de la bella Afrodita, pero hay cierta confusión sobre la identidad de su padre. Zeus, Apolo o Dionisio son los candidatos más probables. Pero nos inclinamos por Zeus porque su esposa Hera (una rival celosa en las apuestas de belleza) echó una maldición sobre el bebé que no había nacido, lo que dio lugar a que naciera feo e impotente.
Era tan repugnante que los dioses lo echaron y Príapo cayó a la Tierra. El infeliz niño fue acogido por ninfas y pastores, lo que le hizo entrar en contacto, durante sus años de formación, con la ardiente banda de Pan y los Sátiros, un grupo conocido por su comportamiento animalista salvaje y su escandaloso exhibicionismo sexual.
Siempre estuvo bien atendido por las Ninfas y su ninfomanía. Pero lamentablemente, por mucho que Príapo deseara, no podía llegar a la mercancía.
Hasta que un día ocurrió algo sorprendente y su apéndice masculino creció hasta alcanzar un tamaño enorme. ¿Podría haber un Dios llamado Viagra al acecho? Desgraciadamente su erección era permanente, y tan grande que no podía moverse. Se quedó clavado en el sitio.
Pan se lo llevó y lo colocó a la entrada del bosque como una especie de vigilante. Cuando los visitantes no deseados pasaban por allí, Príapo se levantaba la túnica, blandía su arma y los ahuyentaba.
Después de esto, las estatuas de Príapo se hicieron muy populares para vigilar puertas, fincas, cruces y portales. Se le empleaba como una especie de policía dormido, o joroba de tráfico. Antes de pasar junto a su figura, se consideraba prudente que los transeúntes acariciaran la púa para tener suerte. (Este tipo de oportunidad profesional es tristemente escaso en los tiempos modernos).
En algún momento, algún gracioso (o grafitero) añadió un casco alado y sandalias a algunas de estas estatuas, provocando así una confusión de identidad con Hermes. Comenzaron a aparecer estatuas fálicas básicas, que fueron conocidas como Herms. (Con el tiempo, los romanos ascendieron a Hermes a Mercurio, ¡así que debe haber servido para su reputación!)
Mientras tanto, Príapo subió bastante en la estimación del público, y más tarde se le dio la responsabilidad de las cosechas y la fecundidad. Pero el hecho inquietante es que nunca tuvo descendencia. Como también era conocido como Príapo el podador, ¿es posible que tuviera el tijeretazo?
Género: masculino