ASHWATTHAMA mortal legendario hindú


ASHWATTHAMA: Hijo de Drona, un general de los Kauvara durante su gran conflicto con los Pandavas

Los Dioses se involucraron, y se le dijo a Drona que no podría morir mientras Ashwatthama viviera. ¿Sabes lo que hicieron esos astutos Pandavas? Hicieron correr la voz de que Ashwatthama estaba muerto.

Sin embargo, esto no era exactamente una mentira ya que poseían un elefante con exactamente el mismo nombre, el cual estaba efectivamente muerto. Posiblemente no por causas naturales. Estos hechos sólo se añadieron en el más débil de los susurros no escuchados. Drona, desconsolado y condenado, se lanzó a la refriega hasta que, efectivamente, lo mataron.

Cuando Ashwatthama se enteró de este truco, se puso más que furioso y partió al anochecer, decidido a vengarse. El campamento de los Pandava parecía estar custodiado por un gigante al que el enloquecido Ashwatthama se lanzó, y justo en medio de una alegre trifulca reconoció que el gigante era Shiva.

El pánico no ataca a los grandes dioses. El propio Shiva no parecía nada divertido. Para tratar de expiar tal comportamiento, Ashwatthama se arrojó al fuego y se declaró en sacrificio.

Shiva observó cómo se quemaba la mayor parte de él, pareció satisfecho y arrancó al valiente Ashwatthama de las cenizas y lo arrojó al campamento de los Pandava. El no estaba feliz antes pero ahora ¡Oooooooh! Gritos, aullidos y una gran cantidad de fantasmas se desataron.

Por la mañana temprano y desde el campamento Kaurava se vio una silueta acercándose. ¿Era un escuálido vendedor de cebollas con una larga ristra de cebollas...? No, era una figura esquelética carbonizada con una larga ristra de cabezas humanas atadas con sus propios cabellos.

Se dice que la visión indujo tantas náuseas que ni los hombres ni los dioses pudieron enfrentarse a los bhajis de cebolla durante una semana.

Ashwatthama todavía no puede morir. Es un mortal inmortal. ¿Dónde está ahora? Los avistamientos en el Himalaya desafían la credibilidad. En su lugar, señalamos con el dedo al río Narmada. ¿Quién más dejaría esas sospechosas y grandes huellas en la orilla del río?


Género: masculino

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