Tenía la irritante costumbre de arrancar los peces de sus hermanos con su propio anzuelo. Llegó a un punto en el que ya no lo llevaban a pescar. Mama (la Reina Taranga) no estaba contenta y lo envió con su padre Makeatutara, el Rey del Inframundo.
A mamá nunca le había gustado mucho su hijo. No desde el día en que nació con aspecto de medusa. Allí mismo lo había arrojado al mar. Lo rescató un Dios llamado Tama-nui-te-ra, que lo colgó para que se secara. Cuando adoptó una forma más infantil y creció hasta convertirse en un niño travieso, fue enviado de vuelta con su madre.
Ella tenía tantos hijos que no recordaba cuál era y no podía recordar su nombre, así que lo llamó Maui. No tenemos idea de lo que significa, probablemente algo como Oi Yu o Thingy.
Sin embargo, su padre parecía estar muy contento de verle y le dio un anzuelo mágico llamado Manai-Ka-Lani que significaba que podría pescar su propio pescado. Intentó volver a pescar con sus hermanos, pero le echaron de la canoa. Siguió insistiendo, y un día cedieron y tuvo algunas capturas grandes, pero cuando las sacó se convirtieron en islas. También se lució y enganchó al sol para que se moviera más despacio.
Después de esto, por supuesto, se convirtió en un listillo insoportable, descubrió que jugaba con el fuego y se exhibía en cada oportunidad en la mejor tradición embaucadora.
Al final tuvo un final muy complicado. Al encontrar a la diosa Hine-nui-te-po dormida, le picó la curiosidad porque era una señora grande. Estamos hablando de algo colosal. Maui pensó que sería divertido recorrer su cuerpo comenzando por una entrada normalmente no accesible.
Ahora bien, Hine-nui-te-po no estaba durmiendo en una posición muy femenina (aunque los misioneros le han dado un buen uso desde entonces). En el momento crucial, una bandada de pájaros trinó conmocionada por el inusual espectáculo y ella se despertó con un sobresalto. Sus piernas se juntaron y ¡¡¡Splunch!!!. No más Maui.
Género: masculino