En la selva de Gabón crece una planta llamada Tabernanthe Iboga. Tiene raíces retorcidas, hojas rosas con lunares y propiedades alucinógenas a juego. Unos cuantos mordiscos a la raíz de iboga te harán volar a un mundo de rarezas inducidas por la droga. Puede que incluso se vuelva religioso, que es exactamente como empezó el culto al Bwiti. Una tarde masticando iboga debe haber dado un ángulo completamente nuevo al Dios favorito de todos. No estamos seguros de qué tipo de punto de vista, pero sin el beneficio de las sustancias que mejoran la mente, tendremos que intentarlo lo mejor posible.
Antes de que puedas hacer una tortilla cósmica tienes que hacer un huevo cósmico. Necesitarás pelo en la axila, un trozo de cerebro y un guijarro del mar. También necesitarás ser un Dios como Mebeghe. Sopla sobre los ingredientes y se formará tu huevo. Entrégalo a una araña para que lo cuelgue entre el cielo y el mar y lo cocine al sol.
Cuando esté caliente debes fecundarlo. Luego, cuando se rompa, tendrás descendencia. Esta es la parte emocionante. En el caso de Mebeghes estallaron Ninepone y su hermano None. Poco después el extraño e inquietante Evus.
Hay más recetas emocionantes para crear gusanos y termitas. Éstas, a su vez, producen una gran bola de estiércol que se convierte en Pudín de Tierra. También puede haber animales, pájaros, plantas y gigantescos zootfroodles triangulares, dependiendo de la cantidad de iboga que estés masticando.
Las tres nuevas deidades de Mebegh fueron colocadas sobre la Tierra y se les dijo que se comportaran. No hace falta decir que no lo hicieron. No pasó mucho tiempo antes de que el sexo, las drogas y los jabalíes muertos arruinaran toda posibilidad de un final feliz.
El culto al Bwiti sigue vigente en varias partes de Gabón y Camerún. Hay muchos rituales extenuantes con los que lidiar y también un montón de complicados apretones de manos secretos. Mientras tanto, Mebeghe ha encontrado nueva fama en Occidente como Zame-Ye-Mebege, el dios discordiano de los narcóticos. Es un mundo extraño.
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