El Inframundo azteca era un verdadero y vasto laberinto de capas y niveles que debían ser cuidados por multitud de espantosos dioses. La mayoría de ellos con nombres impronunciables e inescrutables.
Los dioses del inframundo solían ser representados con colores chillones en forma bidimensional. Dioses tridimensionales con esos colores sería un poco exagerado. Pero el propio Mictlan es un lugar lúgubre, húmedo y deprimente, lleno de gusanos y bichos.
Sin mencionar los huesos. Quetzalcóatl tuvo muchos problemas para convencer a Mictlantecuhtli de que los entregara para renacer en el Quinto Mundo.
Género: desconocido