Regidor de Tlalocan, el Cuarto Nivel del Cielo, su dominio es un paraíso lleno de agua y de exuberantes plantas verdes, desde el que dispensa lluvia, rayos y otros bienes útiles.
Pero con los aztecas siempre había un precio: sus sacerdotes mataban y comían bebés para promover la lluvia, que sólo aparecía si los bebés lloraban antes de morir. (Lo que había que hacer para que dejara de llover no lo vamos a imaginar).
Tlaloc es representado con una máscara con ojos de rana y unos escandalosos dientes de ciervo. Está casado con Chalchiuhtlicue, a quien obviamente le gustan esas cosas. Su hermana mayor es la sal de la tierra Huixtocihuatl. Y, en caso de que necesites saberlo, su incienso favorito es el olor a goma quemada.
Consejo práctico: si mueres en un incidente relacionado con el agua, no temas. Tlaloc te recogerá amablemente y te dejará jugar en su delicioso jardín acuático por toda la eternidad.
Género: masculino