Sólo llámalo el anti-Buda. Hizo todo lo que se le ocurrió en forma de trucos sucios y trampas para matar a Buda, pero siempre fue frustrado. Los mercenarios se convirtieron, los elefantes rebeldes le rindieron homenaje. Incluso intentó envenenarlo con una uña del pie. Nada salía según lo planeado.
Cuando realizó un último ataque personal a Buda armado hasta los dientes, él mismo fue víctima de una trampa y se desvaneció en una boca ardiente escondida en el suelo, que se abrió y se lo tragó.
Género: masculino