Owiot era el hijo del Dios del Cielo, pero se consumió antes de encontrar pareja.
Algunos espíritus le hicieron una gran pira funeraria que atrajo la atención de Coyote, que no pudo resistirse a comer un sabroso bocado. Para él era el cielo de la barbacoa. Al lamerse los labios, un trozo de piel cayó a la tierra, convirtiéndose en Chinigchinich, la cría que Owiot siempre había deseado.
Parece que hasta el nombre estaba previsto de antemano (si no, habríamos acabado con Owiot Junior u Owiot El Segundo). Una vez en la tierra, el recién constituido Dios no perdió el tiempo esperando a que llegara la chica adecuada como su padre. Se dedicó directamente a la procreación utilizando la bien formulada técnica de las muñecas de barro.
Género: masculino