El hijo de Nun y Naunet, hace el Aliento de Vida. Primero tienes que imaginar, luego tienes que tener un nombre para quien sea, y luego exhalar fuertemente ¡Ptahh! (O incluso Pthah!, pero eso suena un poco escupido.) Y ahí lo tienes: una nueva alma lista para tomar residencia.
Ahora es un Dios mayor y digno, es aficionado a la cantería y a la artesanía, y puede haber hecho sus propias sandalias; lo que, creemos, le resta un poco de dignidad. También posee acciones en la funeraria Sekers.
Género: masculino