Un terrible monstruo toro enviado a Minos por Poseidón. Se suponía que debía ser sacrificado, pero terminó teniendo una aventura con Pasífae (la señora de Minos), lo que dio lugar al Minotauro y a muchos estragos en Creta.
Habiendo despachado a los pájaros de Estinfalia con facilidad, nuestro héroe se adentró en su siguiente aventura con la máxima confianza. Aunque eructaba llamas, Heracles se limitó a agarrar al toro cretense y a utilizar sus cuernos como manillar. No hay problema.
Lo arrastró de vuelta a Euristeo, donde debía ser dedicado a Hera. Pero ella seguía siendo rencorosa con Heracles y lo liberó de nuevo. Salió en estampida en todas direcciones, y Teseo lo recapturó y lo arrastró de vuelta a Atenas, donde fue sacrificado a Atenea. Mientras tanto, nuestro Héroe se fue a buscar más problemas con los animales.
Siguiente episodio: Las yeguas de Diómedes...
Género: masculino