No es, como podría pensarse, un astuto imitador de Buda. Es el producto de un breve enlace entre Tara, diosa del planeta Júpiter, y Chandra, el Dios de la Luna.
Este romance provocó un breve escándalo en todo el sistema solar, pero el marido de Taras, Brihaspati, se tomó el asunto muy bien y educó a Budha como si fuera suyo. Sin embargo, para mantener al niño a salvo de todas esas lenguas que se menean en los palos del sistema solar exterior, lo enviaron a vivir justo en el corazón de las cosas cerca del Sol.
Género: masculino