Nació de las lágrimas de Antaboga la Serpiente del Mundo, que tenía un mal día en el Cielo y necesitaba urgentemente un abrazo.
Sus lágrimas serpenteantes se formaron en tres fabulosos huevos brillantes. Eran asombrosamente hermosos, relucientes y bellos en su pura majestuosidad como perlas gigantes. Así que decidió ofrecerlos a la Deidad Suprema Batara Guru para decorar su nuevo palacio.
Desgraciadamente, dos de los huevos se rompieron durante el transporte, lo que casi hizo llorar a Antaboga de nuevo. Pero entregó el tercer huevo, que, para sorpresa de todos, se abrió para revelar un bebé llamado Dewi Sri. Desafortunadamente, era tan hermosa que todas las deidades masculinas empezaron a pelearse por ella. Se convirtió en la causa involuntaria de tantos celos, malos sentimientos y tensión sexual que los dioses decidieron que la vida sería mucho más fácil si la mataban.
Y así lo hicieron, con fuertes dosis de veneno cósmico ultra fuerte.
Extrañamente, tan pronto como el cuerpo de la pobre Dewi Sris estuvo en el suelo, se produjo una especie de reacción química milagrosa. Nuevas y maravillosas plantas comenzaron a crecer de su cadáver. De sus brazos y piernas crecieron bambúes y pequeños árboles. De su boca crecieron especias. De su pelo brotaron flores fragantes. De sus pechos crecieron deliciosos mangos... Bueno, ya te haces una idea.
Por último, la importantísima planta de arroz salió de su ombligo y cubrió las tierras. Por esta razón, Dewi Sri se convirtió en la diosa de la fertilidad y la agricultura, por no hablar del arroz, por supuesto. Fue y es muy popular en toda Indonesia.
Sólo esperamos que todo el veneno que bebió haya desaparecido ya.
Género: femenino