Vivía felizmente en el agua salada bajo la niebla del tiempo, junto a Apsu, el Dios del Agua más húmedo de todos.
Su paz fue perturbada eventualmente por un burbujeo de limo y aparecieron un par de seres, que pronto dieron a luz a un montón de Dioses ruidosos. Cuando Apsu se opuso, Ea tuvo la amabilidad de ponerlo a dormir de forma permanente.
Tiamat, al quedarse sola, se volvió decididamente irritable. Destrozó todo lo que los dioses intentaron crear y los hizo esconderse y acurrucarse de miedo. Había que hacer algo.
Ea acabó teniendo un buen hijo llamado Marduk, al que animaron a convertirse en su campeón. Eres joven, guapo y tan valiente... Si haces esto, nunca tendrás que comprar otra bebida.
Los halagos los consiguió en todas partes, después de practicar artes marciales se equipó con lo último en armamento avanzado (un arco, una red y una maza) y partió en su carro de asalto.
Mientras tanto, Tiamat había conocido a otro dragón. Se llamaba Kingu, y se dedicó a distraerla de sus penas con un poco de romance y toda la producción de monstruos que pudo.
Sin embargo, Kingu era todo palabrería y nada de colmillos y cuando vio a Marduk con toda su parafernalia de lucha huyó despavorido, dejando a Tiamat sola. Se abalanzó sobre Marduk con las fauces abiertas y él le lanzó su arma secreta a la boca. Esta era una tormenta furiosa y ella no podía masticar. Luego fue atravesada por una flecha y enredada en una red antes de ser golpeada por una maza.
Los dragones menores fueron capturados y Kingu entregó las Tablas del Destino, que Tiamat le había dado como regalo de bodas a cambio de su vida.
Marduk descuartizó el cadáver de Tiamat y lo utilizó para crear todos los trozos del Mundo y del Universo que los Dioses no habían conseguido terminar. Finalmente un tribunal de dioses decidió que Kingu tendría que irse pero como una concesión especial su sangre fue usada para crear la humanidad. No pienses en ello como una condena a muerte, piensa en ello como una condena a la vida eterna en una escala masiva.
Marduk ahora se hizo cargo y trazó planes para su propio reino de Babilonia.
Género: femenino