Como la mayoría de los grandes dioses romanos, Júpiter comenzó siendo una deidad de la naturaleza primigenia. Un dios del cielo, que estaba a cargo de las fuerzas fundamentales de la naturaleza y gobernaba el clima con una mano de hierro y un gran palo.
Cuando la cultura griega comenzó a influir en el pensamiento romano, Júpiter adoptó los atributos de Zeus con el añadido del latín. Con su contundente personalidad, se convirtió en el Rey de los Dioses y en el protector especial de Roma.
Los romanos siempre quisieron tener a los dioses de su lado y Júpiter era definitivamente una fuerza a tener en cuenta, especialmente con sus propensiones a lanzar rayos. Le otorgaron muchos títulos halagadores y lo pusieron a cargo de todo su sistema legal y político.
Adorado como Optimus Maximus, el bueno todopoderoso, Júpiter mantenía el orden y traía prosperidad a la nación. Como Júpiter Víctor llevó al ejército romano a la victoria en guerras y conquistas una y otra vez. De hecho, fue probablemente el mayor activo del Imperio Romano después de la plomería.
Por supuesto, todo salió terriblemente mal al final y el Imperio cayó. Tal vez Júpiter se sintió ofendido por la deificación de los emperadores humanos, en particular los últimos, que eran un poco tontos. O tal vez la moda del nuevo cristianismo fue el insulto final. De cualquier manera, Júpiter retiró su apoyo y se fue, dejando a los romanos a su suerte.
¿Dónde está ahora? ¿Disfrutando de una bien ganada jubilación? ¿Sigue lanzando rayos? ¿Comunicando con las águilas? Todos los avistamientos son bienvenidos. No te lo puedes perder, tiene una barba divina, sostiene un rayo y está completamente desnudo.
Género: masculino