Cuando la Gran Inundación estaba en curso, se las arregló para armar un montículo de barro para que los humanos descansaran. Fue un gran trabajo reconstruirlo ya que Anatiwa seguía enviando peces para que lo mordisquearan.
Pero al final las aguas se drenaron y los humanos se salvaron. Por una gallina de agua. A veces los salvadores sagrados vienen en formas humildes.
Género: femenino