Los dioses y diosas de la mitología maya son muchos y no va a ser posible recopilarlos todos en este artículo, pero si vamos a exponer a los principales o más conocidos, para una primera aproximación que permita disponer de unas nociones básicas sobre las que iniciar un trabajo de investigación más profundo. No hay que olvidar que las diferentes mitologías tuvieron lugar para dar explicación a fenómenos concretos en el seno de sociedades concretas. En el caso de los mayas, se trataba de estructuras sociales jerarquizadas y con amplios conocimientos sobre astronomía, matemáticas, arquitectura. Aún así, estas sociedades conferían a sus dioses y diosas gran poder, por ello, conozcamos a algunos de estos dioses y diosas mayas.
Itzamná, en la mitología maya, la divinidad más importante, el señor de los cielos, del día y de la noche, cuyo nombre significa 'casa de la iguana'. Suele aparecer también como un dios cuádruple, característica mágica que también se ve en la cábala judía y el tetragrámaton, las cuatro letras de Dios y el valor mágico del número cuatro. Los itzamnás abarcan el Universo y, como en otras culturas mesoamericanas, están relacionados con los cuatro puntos cardinales y sus colores: Este, rojo; Norte, blanco; Oeste, negro; Sur, amarillo. Se le identifica unas veces con el dios creador Hunab Ku y otras con el dios Sol, Kinich Ahau. Se manifestaba como mujer bajo el nombre de Ixchel, diosa de la Luna y de las artes femeninas. Su imagen es la de un viejo desdentado, con los pómulos hundidos y la nariz grande. A su carácter divino, debe agregarse su condición de héroe cultural, inventor de la escritura y de los libros y protector de la medicina.
Kinich Ahau, en la mitología maya, el dios Sol, la deidad suprema. Su pareja era Ixchel, diosa de la Luna. Se le considera manifestación de la deidad dual (masculino-femenina) vigente entre los mayas, así como en toda Mesoamérica. Kinich Ahau, o dios G, era el Sol, patrono además de la música y la poesía. Hay numerosas representaciones suyas talladas en piedra en los mascarones adosados a los templos y en códices y vasos de cerámica; en Cancún (estado de Quintana Roo) existe una zona arqueológica conocida como El Rey o también como Grupo Kinich Ahau, el “señor del rostro solar”. Los sacerdotes dedicados especialmente a su culto se conocían como Ah Kin, ‘los del Sol y del Tiempo’. Correspondía a ellos interpretar los destinos de los seres humanos, consultando en sus códices o libros.
Ixchel, en la mitología maya, la diosa de la Luna y protectora de la parturientas. Según unos mitos es la esposa de Itzamná, el dios más poderoso del panteón maya, según otros, es uno de los desdoblamientos de éste, una de sus cuatro personalidades.
Ixchel es una diosa cambiante como la Luna, por eso su imagen refleja tantos cambios. La podemos encontrar como una joven (Luna creciente), en la plenitud de su fertilidad, pero también como una anciana (Luna menguante). En esos momentos a Ixchel se la considera como una vieja colérica a la que sólo se la puede aplacar con sacrificios humanos. Ella fue la que vertió sobre la tierra la redoma en la que Itzamná había guardado la ira y desencadenó un diluvio durante más de tres meses. De espíritu malvado utiliza su poder sobre el agua para producir las tormentas e inundaciones tropicales. Se la representa como una anciana con garras en las manos que lleva una serpiente enroscada en la cabeza y una larga falda adornada con huesos. Para aplacarla se ponían a su alrededor todos los símbolos posibles que significaran destrucción y muerte. Es la patrona de la medicina.
De todos modos, al relacionarse con las diversas fases de la luna, se le reconocen también diversidad de fases, acciones, imágenes y atributos. Se le dan distintos nombres acordes a sus diversas funciones: Sak U’ Ixik (Señora Luna Blanca); Chak Chel (Arco Iris Grande); Ix Chebel Yax (Señora del Primer Pincel). Como Chak Chel , llenaba el mundo de colores, y era el puente entre el Cielo y la Tierra que permitía la comunicación entre hombres y dioses. Como Ix Chebel Ya'ax, era protectora de la escritura la pintura y tejedora. En esta última faceta, se encargaba de tejer el destino de los humanos
Hunab Ku, en la mitología maya, la deidad única, existente en sí misma, al margen del tiempo y del espacio. Afirma su divinidad descendiendo al “segundo nivel”, según los libros sagrados mayas, para crear el universo.
Después de tres diluvios, Hunab Ku creó un mundo habitado por enanos, un segundo poblado por un pueblo transgresor y el tercero en el que crecieron los mayas. Luego se juntaron todos y así apareció el mundo actual, que desaparecerá bajo otro diluvio.
En la concepción monoteísta maya, Hunab Ku es un/a dios/a, agente libre que confía el gobierno del mundo a dioses menores.
Chac, en la mitología maya, el dios de la lluvia. Se le representa con dos largos colmillos que le salen de la boca y dos ríos de lágrimas brotándole de los ojos. También se le relaciona con los cuatro puntos cardinales. Este dios es amigo del género humano y gobierna sobre el trueno, el relámpago, el viento y la lluvia. En uno de los templos de la ciudad de Tula se conservan unos frescos con la figura de Chac en verde sobre fondo negro. Está asociado a otros dioses: a Tláloc, de la mitología azteca, e incluso a Kasogonaga, de las tribus del Chaco.
Ah Mun, en la mitología maya, dios del maíz. Se le conoce también con otros nombres, el más conocido de ellos es Yum K’aax. Es la deidad de la vegetación silvestre y además, guardián de los animales de la selva. Es hijo de Itzamná y de Ixchel. Como es considerado dueño de los animales de caza, se le invoca al salir a cazar, mediante canciones que les garantizan una caza exitosa.
Es considerado un dios benévolo, simboliza la abundancia de la vida y de la prosperidad. Se le representa como un joven que lleva en su cabeza una especie de sombrero en forma de maíz o mazorca,. También se le plasmaba con dos colores, el amarillo y el azul.
Ah Puch, en la mitología maya, el dios de la muerte; corresponde a Mictlantecutli en la azteca. Gobierna el noveno y último mundo subterráneo, el Mictlán, un nauseabundo lugar habitado por espantosos demonios. Está asociado a la lechuza y al perro.
Simboliza el principio del mal que lucha con el del bien; se le representa como un cuerpo putrefacto con una cabeza casi calavérica adornada con campanas y collares de huesos y plumas.
De vez en cuando sube por la noche a la tierra en busca de presas y ronda las casas de los enfermos pero, aunque el ruido de las campanas le delata, no se le puede evitar. La única manera que tienen los humanos de confundirlo es gritar y llorar de una manera sobrecogedora para hacerle creer que no se encuentra en la tierra sino en el Mictlán y que pase de largo.
Ek Chuah, divinidad del panteón maya, es una de las manifestaciones de la dualidad divina ya que aparece como dios de la guerra y como dios de los viajeros. En la primera forma se le representa con una lanza en la mano, venciendo y dando muerte a sus adversarios; en la segunda se le ve llevando a cuestas un fardo de mercancías. Era patrono del cultivo y aprovechamiento del cacao. Suele ser también representado con el cuerpo teñido de negro, por lo cual se le nombró el “capitán negro de la guerra”. Su figura aparece numerosas veces en los códices precolombinos.
Ixtab, en la mitología maya, diosa del suicidio. Se la representa suspendida del cielo con una cuerda alrededor de su cuello y con síntomas de putrefacción en su rostro.
Para los mayas, los guerreros que morían en combate, las víctimas de los sacrificios ofrecidas a los dioses, las mujeres que morían en el parto, los sacerdotes y los suicidas iban directamente al cielo tras su muerte; Ixtab descendía del cielo a recoger sus almas y las conducía al paraíso a que descansaran bajo la sombra del árbol cósmico.
Kukulcán, en la mitología maya, el dios de los vientos y de la respiración; su nombre, ‘serpiente emplumada’, le relaciona con el dios azteca Quetzalcóatl. Creó vida por medio del agua y enseñó a los hombres a producir fuego. Fue uno de los dioses que estuvo en el primer intento de la creación del hombre a partir del fango.
En el Castillo de los restos arqueológicos de Chichén Itzá se le puede observar como una serpiente que desciende en los vértices del edificio en forma de columnas de aire durante los solsticios.
Kukulcán, también como Quetzalcóatl, es, según las crónicas mayas, el conquistador que llegó a Yucatán por el mar desde el Oeste, hacia finales del siglo X, y se convirtió en caudillo y fundador de una civilización. De la fusión de los dos mitos, Kukulcán aparece como el señor del viento porque rige y gobierna la nave que le condujo a Yucatán y al pueblo que fundó.
Hurakan, en la mitología maya, dios de la tormenta y el fuego, cuyo nombre significa 'el que lanza alaridos' o 'el de una pierna'. Hurakan era asistido por tres subdioses: Cakuhla-Hurakan ('relámpago'), Chipi-Cakuhla ('resplandor del relámpago') y Raxa- Cakuhla ('estela del relámpago'). Es representado como un ser con cola de serpiente y de aspecto reptiloide o como un ser de un solo ojo que tiene una sola pierna que remata en una garra, siguiendo las características de un huracán. Porta un objeto humeante (posiblemente una antorcha) y una gran corona. También conocido como "corazón del cielo". Fue también uno de los trece dioses creadores que ayudaron a construir la humanidad durante el tercer intento. Además provocó la Gran Inundación después de que los primeros hombres enfurecieron a los dioses. Supuestamente vivió en las neblinas sobre las aguas torrenciales y repitió "tierra" hasta que la tierra emergió de los océanos. Huracán se transformó en lo que actualmente se conoce como constelación de Orión.
Si te ha parecido interesante el tema, y deseas ampliar tus conocimientos, te recomendamos continuar visitando nuestra página, estamos investigando y mejorando continuamente para recopilar y ofrecer todo acerca de la mitología, los dioses, diosas, rituales, animales mitológicos, lugares sagrados... Por eso mismo, si dispones de alguna información valiosa, o has detectado algún error, te agradeceremos que contactes con nosotros.