De los Bushongo en el Congo viene Bumba, el Dios Creador Africano del Vómito. Sí, el vómito.
En el principio, todo estaba oscuro. Entonces, de la oscuridad salió Bumba, una figura gigante de piel pálida. No se sentía bien. De hecho, no se había sentido bien durante millones de años. Se sentía solo, y la insoportable soledad lo estaba enfermando.
Afectado por un dolor de barriga creciente, se tambaleó, gimió y vomitó el Sol. La luz irrumpió en el Universo y ahogó a la Luna. Luego vinieron las estrellas y, con un tremendo esfuerzo, vomitó el planeta Tierra. Vivimos en un mundo muy enfermo.
Esta nauseabunda exhibición tuvo un final triunfal cuando, como bis, vomitó nueve animales, un surtido de humanos y un montón de zanahorias cortadas en dados.
Exhausto de su trabajo, se sentó y observó cómo las nueve criaturas se multiplicaban. Al cabo de un tiempo, habían evolucionado hasta convertirse en todos los seres vivos de la Tierra. Lo que demuestra que tanto el creacionismo como la evolución tienen razón.
Todas sus criaturas eran amigables y respetuosas. Su soledad disminuyó y finalmente se sintió satisfecho.
Entonces aparecieron los hijos de Bumbas. Sus tres fornidos hijos eran Nyonye Ngana, Chonganda y Chedi Bumba. Ellos añadieron los toques finales y así se hizo el mundo. Pero su fogosa hija Tsetse Bumba era un poco difícil de manejar y tuvo que ser enviada al cielo sin su cena.
Bumba habló amablemente a sus creaciones humanas antes de ascender al cielo, para no volver a ser visto. Por lo que sabemos, su estómago nunca le ha dado problemas desde entonces.
Género: masculino