Un príncipe de sangre divina, era un hermano de Europa cuya vida fue perseguida por los dragones. Primero mató a uno, que resultó ser el favorito de Aress. Oops. Luego, siguiendo el consejo de Atenea, se metió en la ridícula empresa de sembrar dientes de dragones. Todo el mundo sabe que estos se convierten en gigantes. Aun así, todo acabó bien, ya que los gigantes se mataron entre sí, dejando cinco supervivientes que se convirtieron en los primeros tebanos.
Antes de establecerse como rey, Cadmo pensó que era prudente aplacar a Ares, que todavía estaba muy enfadado por el incidente de la matanza de dragones. Así que pasó ocho años como su sirviente. ¿O debería ser serpiente? Quienquiera que haya escrito la solicitud de empleo podría haber cruzado sus cables.
Cadmo obviamente se metió en los libros buenos del Dios de la Guerra, ya que terminó casándose con su hija Harmonia. Ella dio a luz a todo tipo de personajes legendarios, como Agave, Ino y Semele, y a partir de ahí todo fue felicidad. Aunque no para sus hijas. El propio Cadmo pasó mucho tiempo inventando nuevas letras del alfabeto, o más bien observando mientras sus escribas lo hacían. El alfabeto cadmiano sigue utilizándose hoy en día, aunque no por nadie con quien intercambiamos correos electrónicos.
Cadmus y Harmonia disfrutan ahora de la vida en los Campos Elíseos para siempre. En forma de serpientes, por cierto.
Género: masculino